Siempre hubo una luz al final del túnel, pero no siempre tuve la consciencia necesaria como para observarla y saber (sentir) si era cierto o no lo que veían mis ojos.
Ésta es una de las fotografías que realmente amo en la vida. Es muy simple pero está tan llena de simbolismo.
La hice con un iPhone 6, como a las 2:00 am, en el barrio Thamel, en Kathmandu, Nepal.
Hice un curso de meditación Vipassana durante los 10 días anteriores en Katmandú; en noble silencio (sin emitir ni siquiera una palabra ni interactuar con nadie más que con la enseñanza del maestro, que es quien dicta las instrucciones antes de cada sesión de meditación), y con una serie de otras particularidades; y bueno, después de una experiencia y un regalo tan fuerte como maravilloso, tu atención cambia casi completamente el modo de operar.
En fin. Ahí estábamos; yo y algunos amigos del curso. Gente que había visto durante 10 días, sin dirigirles una palabra, ni ellos a mí tampoco. Pero por loco que suene, después de esos 10 días, sentíamos que teníamos mucho que contarnos y compartir, aunque fuera por el breve tiempo que teníamos antes de continuar con nuestros respectivos viajes.
Salimos a caminar aquel día, durante toda la jornada. Teníamos mucha energía y nos dio la noche. Mi cámara Canon se quedó sin baterías y a esa altura todo lo que tenía era mi teléfono, ya casi a punto de apagarse. Aunque no lo hizo sin antes dejarme hacer esta fotografía.
Fue hermoso.
La foto está llena de grano, tiene un desenfoque medio raro, es de baja resolución y todo, pero aún así logra transmitirme una tremenda emoción.
Quería compartirles esa historia en esta serie de fotos hechas con un teléfono, también para darnos cuenta que la tecnología puede ayudarnos muchísimo. sin embargo siempre el momento lo es todo, con o sin una cámara en las manos.
Un abrazo.
THAMEL, KATHMANDU - NEPAL
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