Es un hecho que estamos en un mundo totalmente enfermo, donde el valor de la vida, de la naturaleza, de la libertad y de la dignidad han sido totalmente masacrados. No basta con hacernos daño a nosotros mismos, sino que, como especie, estamos destruyendo cada rincón de este planeta, cada planta, cada animal, cada sueño de una existencia en paz.
Sólo pensamos en nosotros y en nuestra satisfacción. En nuestra diversión. En nuestro placer y necesidades sin importar el impacto de nuestros actos. Asesinamos nuestra capacidad de empatía o tal vez simplemente la apagamos a conveniencia.
Los zoológicos son las peores cárceles que existen en nuestro planeta. A diferencia de las personas privadas de libertad, que saben perfectamente el porqué de su castigo, los animales no tienen tal capacidad de comprensión. Simplemente son arrastrados a los zoológicos y circos de manera más injusta, miserable e infame de todas.
Sufren en lo más profundo sin entender ni saber porqué están ahí.
Me imagino siendo arrebatado de los brazos de mi madre. De mi árbol. De mi océano. De mi río. Me imagino siendo perseguido y enjaulado sólo para que tú me veas a través de una reja y te diviertas mientras estoy muerto en vida; esperando que se termine esta horrible pesadilla de la cual no soy libre ni siquiera de despertar.
Claudio.
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