Fotografiar y documentar los dormitorios de víctimas de accidentes de tránsito que jamás llegaron a sus casas por culpa de un conductor imprudente, ha sido una de las experiencias más sobrecogedoras que he vivido en torno a la fotografía, ya que las habitaciones se mantenían completamente intactas desde que sus dueños las dejaron años atrás, al momento de abandonar este mundo.
A veces son retratos, otras publicidad o algún momento que alguien considera valioso; sin embargo algunos proyectos son algo mucho más profundo y sin duda, van mucho más allá que la fotografía que nos llevamos a casa tanto tú como yo en circunstancias “comunes”. Como en esta ocasión, donde tuve el tremendo privilegio de involucrarme en estas historias e iniciativa que busca generar conciencia acerca de este tema, tristemente tan recurrente, en las cuales retraté los dormitorios de 3 víctimas de accidentes de tránsito; espacios congelados en el tiempo, tal como esas personas los dejaron al nunca volver a sus casas por culpa de alguien tras un volante.
Fotografié la pieza de Soraya, Karla y Catalina, quienes perdieron la vida en un accidente de tránsito en el que no tuvieron ninguna incidencia más que simplemente estar en el lugar equivocado, y hablé con sus familiares quienes me fueron contando las historias; sólo estando ahí y escuchando palabras salidas directamente desde el corazón de los padres puedes entender el porqué de todo esto.
Fui contactado por la agencia de publicidad Jenaro para esta campaña de bien público, en conjunto con Airbnb y OSEV Organizaciones Ciudadanas de Seguridad Vial; una campaña hoy tan especial y significativa para mí; ya que estar ahí, escuchar las historias, revivir las emociones y documentar cada rincón intacto y ajeno al paso del tiempo, más no al olvido, va dando sentido a cada fotografía, a cada espacio, a cada objeto que no se ha movido ni siquiera un par de centímetros, ni al pasar 3, 5, 7 o más años.
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