En alguna oportunidad recorrí Vietnam de sur a norte y pude no sólo conocer sus ciudades, sino que adentrarme en los campos y en la cultura más ancestral y en cierto modo más nativa, que es a mí parecer de las cosas más valiosas que nuestros pueblos conservan hoy por hoy.
En una (y más de una) de estas ocasiones, conversando y escuchado a los habitantes de un área rural a los alrededores de Hanoi, creí oír una lengua demasiado familiar a mi entender; y fue tanta mi sorpresa que no tuve más opción que solamente concentrarme en aquel dialecto que me llevó al corazón de la región de La Araucanía y precisamente a la lengua Mapuche.
Aquel grupo de Vietnamitas estaba hablando algo muy parecido al Mapudungún; tanto que quedé perplejo por algunos segundos. Y es que nací en el sur de Chile; en un pueblo llamado Traiguén, situado en el corazón de la región de la Araucanía. Un pueblo habitado por una diversidad de culturas tanto autóctonas/mestizas, como con ascendencia europea, pero principalmente por el pueblo Mapuche, su historia y legado.
Mi padre, un profesor rural por los años 60/70, hizo clases en escuelas de campo muy más pobres en la IX Región. En un par de ocasiones me conversó de aquellos años, los cuales recordaba con mucho cariño en las cercanías de Lumaco, donde los niños Mapuche y los hijos de campesinos caminaban distancias descomunales para llegar a la escuela (nada nuevo incluso el día de hoy a mi lamentar).
Es ahí donde conocí las primeras historias de este pueblo; Ahí y en mi propio entorno, habiendo nacido en una ciudad con tanta cercanía a los Mapuche y habiéndolos escuchado hablar de manera directa y fluida durante años.
Y ahí estaba yo, en Asia, al otro lado del mundo, escuchando de bocas y lenguas nativas un dialecto tan parecido al de los Mapuche de nuestra Araucanía.
Y no fue sino hace unos días, leyendo acerca de las teorías del poblamiento de América que quedé por segunda vez en una suerte de shock histórico-temporal, ya que recientes descubrimientos y estudios antropológicos y multidisciplinarios han comprobado que no sólo las personas del norte de Asía poblaron América, sino que también fuimos poblados por grupos humanos del sur (actual Vietnam) hace unos 16.500 años y eso supone un revisionismo totalmente nuevo a partir de ese punto.
Asia es un continente tan grande, que sus pobladores pueden llegar hacer totalmente distintos y muchos de sus rasgos ni siquiera podrían ser necesariamente parecidos (a simple vista al menos), pero para mí con esos colores, piel, amor por la tierra y dialectos, parecían cada vez más familiares.
Los Mapuche, en su traducción “gente de la tierra” se me aparecieron mágicamente por allá, en esa otra tierra lejana, a los que quise retratar respetuosa y cariñosamente en esta columna como los Mapuche de Vietnam.
Espero tener la oportunidad de volver a la Araucanía y conectar con los orígenes de nuestra historia.
Pewkayal.